Sala del Tren de Pío IX (antiguamente Sala de Calderas nº 2)

La sala que hoy está dedicada a la exposición de los coches del tren del Papa Pío IX era inicialmente una sección de la sala de máquinas nº 2 de la central termoeléctrica de Montemartini.

Sala del Treno di Pio IX (già Sala Caldaie n. 2)

La Sala de Máquinas 2. Historia y reutilización
El estudio de una segunda sala de máquinas, situada al lado de la primera en 1912, fue iniciado en 1921, cuando fue necesario construir un nuevo turboalternador Tosi de 9000 caballos de potencia y la relativa batería de máquinas. El contrato fue obtenido por la Società Italiana Ferrobeton y fue completado en 1924.  El resultado fue una gran sala, dividida en tres naves por dos filas de grandes columnas de hormigón armado, con un pasillo de dos niveles, en el que se ubicaron tres nuevas grandes maquinas a vapor realizadas por Tosi - Garbe(foto).

Los trabajos realizados en 1950 para ampliar la sala de máquinas nº 1 consistieron principalmente en el encubrimiento del lado sur del pasillo izquierdo del edificio y en la modificación de la fachada, que adquirió su aspecto actual. En 1954, simultáneamente al progresivo abandono de la Central Termoeléctrica, se procedió al desmantelamiento y venta de toda la maquinaria de la Sala, mientras que ésta, parcialmente reformada y dividida en dos sectores por medio de persianas metálicas, fue reutilizada por Acea, en parte como laboratorio de análisis de alta tensión y en parte como taller de madera. Además de la grúa aérea, el único elemento industrial que sobrevivió al desmantelamiento de la maquinaria de la Sala es un depósito de conservación de combustible por la alimentación de la maquina, que estaba situado inicialmente en las estructuras del pasillo central, como se puede ver en una imagen de 1924 (foto).

Después de la adquisición de los espacios de la Centrale Montemartini por parte de la Intendencia Capitolina, el sector sur de la antigua sala de máquinas n.º 2 fue objeto de complejas obras de renovación, con el fin de convertirla en la sede de la exposición permanente de los coches del tren pontificio del Museo de Roma en el Palacio Braschi.

Tren de Pio IX
Giovanni Maria Mastai Ferretti, que subió al solio pontificio el 16 de junio de 1846 con el nombre de Pío IX, fue plenamente consciente del insustituible papel que tendría en el futuro inmediato el ferrocarril en el desarrollo económico, social y político de las naciones. En 1846, habiendo transcurrido muy poco tiempo desde su elección, mandó construir algunos ferrocarriles en concesión que comunicaron Roma con los principales centros del Estado Pontificio. 

El tren papal fue realizado en 1858 por iniciativa de las empresas ferroviarias “Pio Centrale” y “Pio Latina”, que lo encargaron a empresas francesas para regalárselo al pontífice. Su llegada a la ciudad de los papas fue algo aventurera, viajò primero por el rio y luego por la calle mar. El tren muy sontioso ademàs de la locomotora tenìa tres vagones realizados con materiales muy valiosos. El primer vagòn, el llamado Balcòn servìa como logia para las bendiciones papales, el vagòn de la Capilla con altar adornado con pinturas y esculturas. Obviamente no podía faltar a bordo del tren un decorado y refinado sillón papal, era el vagòn del Tron .El Papa viajó en los suntuosos vagones por primera vez el 3 de julio de 1859, viajando a la estación de Cecchina (Albano) desde la estación de Porta Maggiore, entonces estación de salida de las líneas ferroviarias pontificias.

Después de 1870 y la conquista de Roma, el tren terminó aparcado en Civitavecchia y después en Roma Termini, donde fue despojado de algunos ornamentos . Màs tarde en el aňo 1911, por fin se reconoció su importante valor como documento histórico y fue restaurado por Ferrovie dello Stato, tras lo que se expuso en el Castel Sant’Angelo con ocasión del cincuenta aniversario del Reino de Italia miles de visitantes tuvieron la oportunidad de admirar aquel esplèndido ejemplar de elegante y original ingenierìa ferroviaria. En 1930, cedido por el Estado al Ayuntamiento, se trasladó al recién creado Museo di Roma, encontrando su sitio primero en via dei Cerchi y después, desde 1951, en la nueva sede del museo de palazzo Braschi donde arregrarlo fue necesario derribar una pared que daba a la plaza Navona.