La Bella Durmiente hace el turno de noche

Las mujeres trabajan siempre, en los cuentos y en la realidad, y se han reunido en una exposición de cómic para contar sus sueños y sus desvelos, sus deseos y sus contradicciones, las cadenas de la emancipación y la pereza de la libertad. Con un lenguaje cargado de humor y sátira, la exposición avanza de manera emocionante y teatral por un tema de gran actualidad.
“Empecé a trabajar de pequeña, como los Siete Enanitos, pero en lugar de diamantes, extraía cómics, chistes y bromas”. Así habla Pat Carra, la embajadora irónica de la lucha por la libertad de las mujeres. Y ha convocado a sus protagonistas para que en esta exposición de cómic nos expliquen sus sueños y contradicciones.
Esta exposición, promovida por el Área de Cultura y el Área de Políticas para la Simplificación, Comunicación e Igualdad de oportunidades del Ayuntamiento de Roma, ha sido concebida abierta y, al mismo tiempo envolvente. “Uno no se topa” con los cómics, sino que más bien se buscan y se ven a distancia. Las personas, las imágenes y los pensamientos mostrados son ajenos a lecturas rígidas. Se pretende que todo circule, fluya de forma autónoma, que las impresiones parezcan como velas ligeras, a pesar de la carga de humor y de un vago efecto hipnótico.
Pat Carra ha construido una especie de observatorio de papel y tinta que le permite mirar dentro y fuera de sí misma, observar con pasión la vida de las mujeres, analizar cómo cambian, cuáles son sus deseos, las relaciones con los hombres, qué sus frustraciones aguantan y con qué victorias regresan a sus casas. Desde este observatorio, la artista ve las luchas femeninas que actúan en profundidad y las transformaciones introducidas por la entrada masiva de las mujeres en el mundo laboral en estos últimos 30 años.
Esta es la exposición de muchas mujeres no veneradas como iconos que hay que recuperar, sino de mujeres observadas en sus múltiples matices a través de las siete secciones (o salas) en las que se articula la muestra.
La ironía de Pat Carra no vive y no quiere vivir de su propia vida. “Hay que ser dos para reír y sonreír”, afirma la autora, “hay que tener la esperanza de que la otra persona pueda entender y compartir”. Y cuando ella bromea sobre una mujer significa que está estableciendo una relación verdadera con la interlocutora y que se reconoce la validez de su deseo y de su ambición.
Sus viñetas sobre las mujeres trabajadoras subrayan las paradojas de la igualdad de oportunidades. Explicando la vida de las imitadoras de modelos masculinos, satiriza la emancipación y la igualdad. De todos modos, al observar a las mujeres en el poder, Pat siempre procura con suma atención no caer en comentarios de tizne virilizado o tildarlas de supermujeres crueles porque sabe que “el poder encarnado por la mujeres en sus puestos de trabajo es extremadamente complejo de captar porque asume una forma materna omnipotente, constelada de matices afectivos”.
Los mensajes de Pat Carra, “embajadora a través del cómic”, suelen nacer de conversaciones con sus amigas dentro y fuera de la Libreria delle Donne de Milán que es su lugar político desde hace 20 años, donde se mezcla el cuchicheo con la filosofía, el análisis político con explicaciones del estado de ánimo. Estos relatos son como una escuela a tiempo completo, una especie de destino feliz.
Y si “hay que ser dos para poder reír”, la muestra La Bella Durmiente hace el turno de noche que se celebra en la Centrale Montemartino puede ser la ocasión para una sana carcajada colectiva y para mantener la mirada siempre dispuesta a captar la sutil ironía de una reflexión.